Con la participación de Monseñor Fernando Chomali, Arzobispo de Concepción y Óscar Pérez, Secretario General de la CIEC como exponentes, el próximo 27 de septiembre se realizará el Webinar Pacto Educativo Global: Desafíos para la Educación.
La invitación realizada por la Vicaría Pastoral de Educación pretende motivar a los Colegios de Iglesia y comunidades educativas a adherirse a este pacto que ofrece el Papa Francisco. Instándolos a participar del encuentro virtual el próximo martes a las 19:30 horas.
Adriana Fernández, Delegada Episcopal de la Vicaría organizadora respondió algunas preguntas sobre los alcances de este llamado
¿Cúal es la situación que enfrenta la educación hoy?
Vivimos en un contexto educativo nunca antes visto en la historia. Por un lado estamos trabajando en las secuelas producidas por la pandemia; situación que es considerada por el Papa Francisco como una crisis educativa sin precedentes. En donde más de dos mil millones de niños han enfrentado interrupciones en su educación, reduciendo las oportunidades de desarrollo social y cognitivo.A esto se suma la influencia digital que ha eclipsado las habilidades pragmáticas entre estudiantes.
El esfuerzo de los docentes ha sido extenuante; enfrentarse a un quiebre generacional
y a problemas psicoemocionales a raíz de la pandemia. Aquí surge la motivación de buscar distintas alternativas para abarcar las necesidades de niños, niñas y adolescentes.
Considerando este escenario ¿Cuál es la importancia del Pacto Educativo Global?
Ante esta situación es importante avivar en la comunidad educativa el compromiso por los estudiantes de hoy y por los que vendrán: Dar paso a un ambiente educativo que fomente y valore una educación abierta e inclusiva, que no imponga pensamientos rígidos, sino que esté dispuesta al diálogo constructivo y a la mutua comprensión. Estos ideales propios del Pacto nos unen como Iglesia y Sociedad en entregar una educación conciente y de calidad.
¿Qué ofrece a futuras generaciones este desafío?
El Pacto Educativo Global consta de siete compromisos que nos desenfocan del pensamiento nacido del consumismo, por ende de la cultura del descarte, permitiendo entregar dignidad y valía a los estudiantes. Base fundamental para que ellos puedan sentirse y saberse útiles y así lograr cambios en la sociedad.
Este desafío nutrirá la educación actual, entregando frutos que cambiarán estructuras en la sociedad, en la política e incluso en nuestra Iglesia. Permitiendo avances más cercanos al Reino de justicia, paz y amor que nos invita Jesús.
